problematicas entre pandillas.
miércoles, 22 de mayo de 2013
miércoles, 10 de abril de 2013
Pandillero mató a una persona e hirió a tres en el Barrio Las Nieves de Barranquilla
Habitantes del barrio denunciaron que a pesar de las
quejas sobre presencia de pandilleros en ese sector hay poca vigilancia
policiva para controlar la situación.
na fiesta familiar terminó en tragedia en el barrio las Nieves al sur oriente de Barranquilla, hasta donde llegó un sujeto perteneciente a una pandilla del sector al que le impidieron ingresar a la celebración.
El hombre enfurecido la emprendió a tiros contra los asistentes causándole una herida mortal a Grevis Adrian Polo Triviño de 18 años, quien falleció cuando era trasladado a un hospital cercano.
En los hechos también resultaron heridos otros dos familiares de Polo Triviño y un habitante de la calle que merodeaba el lugar y fue alcanzado por las balas del agreso
El hombre enfurecido la emprendió a tiros contra los asistentes causándole una herida mortal a Grevis Adrian Polo Triviño de 18 años, quien falleció cuando era trasladado a un hospital cercano.
En los hechos también resultaron heridos otros dos familiares de Polo Triviño y un habitante de la calle que merodeaba el lugar y fue alcanzado por las balas del agreso
Policía logró que 20 jóvenes pandilleros entreguen sus armas en Barranquilla
Son jóvenes del barrio El Bosque que desde ya entrarán al programa “Jóvenes a lo Bien”.
Con
el eslogan “Barranquilla sin pandillas, que maravilla”, la Policía
Metropolitana inició un ambicioso programa de resocialización de jóvenes
en situación de alto riesgo y que hacen parte de diferentes pandillas
en distintos puntos de la ciudad y su área metropolitana. Ambicioso
porque el objetivo es lograr que estos jóvenes abandonen las pandillas y
se dediquen a actividades deportivas, recreativas, educativas y que a
través de las capacitaciones que les brindará la Policía Nacional les
sirvan a la comunidad y se labren un mejor futuro.
Como regalo a la celebración
del Bicentenario de nuestra ciudad, el equipo de trabajo de la Policía
Comunitaria, entrega hoy a Barranquilla 20 jóvenes que a partir de hoy
dejarán de ser pandilla, entregarán sus armas y con el acompañamiento de
la Policía Nacional entrarán al programa “Jóvenes a lo Bien” y
trabajarán por el beneficio de la comunidad del barrio el Bosque de esta
ciudad.
La Policía Nacional liderará la
capacitación de estos jóvenes, quienes entrarán a recibir talleres de
creación de microempresas, manualidades, cursos de liderazgo entre otros
programas que les será de mucha ayuda en su diario vivir.
La entrega de armas se realizará en calle 63D con carrera
9K, y contará con la presencia de la alcaldesa del Distrito Doctora
Elsa Noguera, el señor comandante de la Policía Metropolitana Brigadier
General José Vicente Segura Alfonso y demás autoridades del distrito.
En el mismo lugar
se entregarán 150 uniformes para jugar futbol a niños del sector que
hacen parte de campeonatos infantiles que se realizan en el sector.
Pandillas infantiles y otros líos
Miles de afectados ni siquiera son conscientes de su condición.
Niños que a los 10 años ingresan a pandillas son parte de la realidad
barranquillera, según un estudio reciente de las universidades del Norte
y del Atlántico. Además, miles de ojos han contemplado dicha verdad.
A diario se habla del deporte y la cultura como agentes salvadores de la infancia y la juventud. Pero
también encontramos que existe una Secretaría de Recreación y Deporte
que carece de verdaderas escuelas de formación y que se dedica a hablar
de una pista atlética que no ha puesto.
Sumemos el hecho de que las palabras biblioteca y librería aún son desconocidas para la mayoría. Miles
de afectados ni siquiera son conscientes de su condición y para
favorecerlos con programas como ‘Universidad al Barrio’ hasta tienen que
ir a buscarlos a sus casas.
Como si fuera poco, gran parte de quienes educan hoy, fueron formados ayer con los baches propios de nuestro vivir. Hay
muchos maestros de escuelas (no es una generalización) arropados por la
mediocridad, a tal punto que no leen ni las caricaturas.
Lo anterior no es el descubrimiento del agua tibia, ni el afán de decir
que nuestra ciudad no florece. Sólo creo que vivimos en un desgastante
círculo vicioso en el que no hay variantes radicales.
Mientras se busque que la mayoría de individuos sean simples máquinas
consumidoras, seguiremos siendo un pueblo con varios hoteles de cinco
estrellas, pero con tugurios dignos de película y vías angostas que
reflejan la estrechez mental de nuestra dirigencia.
Avanza plan de ayuda a pandilleros en Barranquilla
La atención a 2.600 jóvenes entre los 14 y 20 años que pertenecen a
95 pandillas juveniles que tienen presencia en diferentes barrios de la
ciudad, es el reto que se planteó el Distrito para el 2013.
El proyecto arrancó con un estudio denominado 'Intervención psicosocial a jóvenes en situación de riesgo pertenecientes a pandillas en el Distrito de Barranquilla', desarrollado por las universidades del Atlántico y la del Norte, el cual permitió estudiarlas y georeferenciarlas.
"Se contempla asegurar el acceso a los diversos programas de la oferta institucional, a fin de que los jóvenes sean beneficiarios de los servicios de educación, empleo y deporte, entre otros, que adelanta la administración", propone el estudio que esta semana fue presentado oficialmente.
"Implementaremos las acciones necesarias para generar oportunidades de estudio a estos jóvenes", anunció el alto Consejero para la Seguridad y la Convivencia, Guillermo Polo, quien explicó que se están preparando una serie de intervenciones de tipo social en algunos barrios de la Localidad Metropolitana, suroccidente, que están estigmatizados por las pandillas.
El estudio plantea entre otras acciones la organización de torneos barriales de fútbol como estrategia integradora de algunos sectores divididos hoy por el conflicto entre pandillas.
El proyecto arrancó con un estudio denominado 'Intervención psicosocial a jóvenes en situación de riesgo pertenecientes a pandillas en el Distrito de Barranquilla', desarrollado por las universidades del Atlántico y la del Norte, el cual permitió estudiarlas y georeferenciarlas.
"Se contempla asegurar el acceso a los diversos programas de la oferta institucional, a fin de que los jóvenes sean beneficiarios de los servicios de educación, empleo y deporte, entre otros, que adelanta la administración", propone el estudio que esta semana fue presentado oficialmente.
"Implementaremos las acciones necesarias para generar oportunidades de estudio a estos jóvenes", anunció el alto Consejero para la Seguridad y la Convivencia, Guillermo Polo, quien explicó que se están preparando una serie de intervenciones de tipo social en algunos barrios de la Localidad Metropolitana, suroccidente, que están estigmatizados por las pandillas.
El estudio plantea entre otras acciones la organización de torneos barriales de fútbol como estrategia integradora de algunos sectores divididos hoy por el conflicto entre pandillas.
martes, 12 de marzo de 2013
Pandillas ascienden a más de 1.300 en Bogotá
El 90 por ciento de sus integrantes consume droga. La mayoría están conformadas por menores de edad.
A los 13 años, alias 'Pelusa' manipuló por primera
vez un arma de fuego. La disparaba para 'asustar' a sus enemigos. Y con tan mala
suerte que, en una ocasión, uno de ellos respondió con buena puntería y le
'pegó' dos tiros.
Tiene 17 años. A su hermano le decían de la misma
manera, por su pelo esponjoso. Este sobrenombre le dio vida a 'Los Pelusas', una
pandilla juvenil de la que él y sus dos hermanos -hoy en la cárcel- eran
líderes.
"Salíamos a farrear. Éramos drogadictos y nos gustaba
mucho la marihuana... cuando nos encontrábamos íbamos a los colegios a conocer
niñas", afirma este adolescente, que a los 9 años comenzó a fumar, a los 11 se
tatuó y a los 13 probó la droga. Hoy, es adicto al cigarrillo y al
licor.
Le gustaban los 'bailaos', es decir, darse plomo con
los de 'La 90' o 'La Warner', otras pandillas de Engativá. En esta localidad hay
unas cinco. "Creamos el grupo para cuidarnos a nosotros y a nuestros vecinos",
cuenta.
Más de 1.300 en la ciudad
En Bogotá, según cifras a 2008 del Instituto
para la protección de la Niñez y de la Juventud (Idipron), existen 1.319
pandillas juveniles con cerca de 20.000 integrantes.
La mayoría se dedica a hurto a personas, residencia y
comercio. Portan armas blancas y de fuego. Suelen ser de estratos 1 y 2 y tienen
entre 15 y 20 miembros, en promedio. Muchos, menores de edad.
Están en Fontibón, Ciudad Bolívar, Usme, Bosa,
Engativá, Kennedy y Usaquén, principalmente. En estas dos últimas localidades
hay pandillas conformadas por varios miembros de la familia.
Según Víctor Velásquez, ex jefe de la Unidad Especial
para Adolescentes de Bogotá, el 90 por ciento de quienes las integran son
consumidores. Fuman, sobre todo, marihuana.
"En Kennedy hay una que les quita los útiles
escolares a los estudiantes y les piden diez mil pesos para devolvérselos",
indica. En Usme, cobran cuotas de 20 mil para no robar a los dueños de negocios.
En Ciudad Bolívar, hurtan a tenderos y a vehículos.
"Muchos de sus integrantes son menores de edad
huérfanos, desplazados, sin opciones de estudio", dice el comandante de la
Policía de C. Bolívar, Nelson Arévalo. Allí, dice, ya identificaron a 7
pandillas.
"Los padres abandonan a sus niños y estos buscan
protección en el líder de una pandilla", agrega Claudia J. Sánchez, psicóloga de
la Policía.
Carmen, madre de alias 'Pelusa' vende dulces en la
calle. Es separada. "Se ha vuelto agresivo y me lo amenazaron de muerte", dice.
Ella solo quiere que su hijo estudie. Afirma que ya dejó la
delincuencia.
'Buscan el dinero fácil'
Por qué los jóvenes ingresan a las
pandillas
Por abandono de sus familias, influencia de amigos, diversión, falta de
oportunidades, necesidad de defensa y ganar dinero fácil, dice la psicóloga
Claudia Yaneth Sánchez.
"Incursionan en los delitos para tener poder y reconocimiento ; quieren
infundir respeto, sembrando miedo", agrega la psicóloga jurídica Ana María
Guerrero. No estudian, suelen ser agresivos y tener baja autoestima. Los
pandilleros tienen su propio lenguaje y forma de vestir. Usan tatuajes, pearcing
y manillas y para ingresar a la pandilla cumplen retos casi siempre delictivos.
"Nosotras cargábamos las armas"
Hija de padres separados. A los 15 años entró a 'Los Cobra', una
pandilla de Ciudad Bolívar. Allí duró 10 años. Chupaba pegante y metía
marihuana. Delinquía.
"La mayoría éramos jóvenes. Robábamos para consumir droga... Quedé embarazada
a los 18 y me fui a vivir con el papá de mi hijo, pero él me pegaba, me
apuñalaba...".
"Éramos como 40. Hoy la mitad están muertos y los demás, en la cárcel. Yo me
prestaba para cargar armas. Había mucho vicio y atracábamos en buses y
supermercados... Nos tenían respeto", cuenta una joven ex pandillera, quien fue
testigo de violaciones, balaceras con otras pandillas y homicidios.
Otra joven, quien fue parte de las barras bravas desde los 11 años (estas se
consideran pandillas cuando sus miembros delinquen y se drogan), llegó a la
indigencia por el vicio. "Empecé con alcohol, marihuana, luego bóxer, perico,
pepas y terminé en el bazuco", relata.
En este grupo, del cual se alejó hace dos años, robaba para comprar una
boleta, consumir droga o ganar respeto; atacaba a los hinchas de otros equipos;
portaba armas blancas. Hoy es madre de familia y quiere terminar su carrera profesional.
Ecuador tiene 712 pandilla
La revista estadística de la Fiscalía General del Estado, editada por la Dirección Nacional de Política Criminal, da cuenta que el subdesarrollo ha permitido el auge de las pandillas juveniles y el incremento de la delincuencia.
La publicación sostiene que el acentuado proceso de urbanización que experimenta el país, que despuntó con mayor énfasis desde la década de los 70, dio inicio al modernismo urbano y el descuido del agro y del sector rural.
Agrega que la década de los 80 marcó más las diferencias de atención a estos sectores, a lo que se debe sumar las dos reformas agrarias, que fueron desencadenantes para el creciente flujo migratorio: campo-ciudad, con el que se fueron configurando los barrios urbano-marginales, en las periferias de grandes ciudades como Quito y Guayaquil.
En esas urbes crecieron las demandas de servicios básicos como agua, energía eléctrica, educación, salud, entre otras.
La Fiscalía toma como fuente al censo de población de 2001 del Instituto Nacional de Estadística y Censos , con proyección a 2008 y señala que la insatisfacción de estas demandas, en el orden político genera ingobernabilidad, mientras que en el aspecto social se evidencia en el auge de pandillas juveniles y crecimiento de la delincuencia.
Da cuenta también que de la población económicamente activa, el 7,03% se encuentra desempleada (2008) y el 48,08% se halla subempleada. Este último porcentaje demuestra que casi la mitad de la población no tiene un empleo formal que le brinde un ingreso por lo menos igual al salario unificado legalmente establecido. Tampoco su actividad se desarrolla en condiciones adecuadas, existe trabajo infantil, prostitución y trata de personas. El 9.10 % de la población no tiene instrucción primaria, un caldo de cultivo para el hampa.
En números
La Revista de Estadísticas Criminológicas de la Fiscalía General del Estado sostiene que en el país existen 712 pandillas, las cuales se encuentran distribuidas en mayor número en las provincias de Guayas, Pichincha, El Oro, Manabí y Chimborazo. Las que menos adolecen de ese problema son Zamora Chinchipe, Cañar y Los Ríos.
Según este estudio, en 2008 en el país 12 mil 30 jóvenes eran integrantes de pandillas, los mismos que en su mayoría se dedican a hechos delictivos como: asalto, robo, consumo y expendio de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, ubicándose el mayor número de integrantes en Guayas, Pichincha, Manabí, Santo Domingo de Los Tsáchilas y El Oro.
La publicación sostiene que el acentuado proceso de urbanización que experimenta el país, que despuntó con mayor énfasis desde la década de los 70, dio inicio al modernismo urbano y el descuido del agro y del sector rural.
Agrega que la década de los 80 marcó más las diferencias de atención a estos sectores, a lo que se debe sumar las dos reformas agrarias, que fueron desencadenantes para el creciente flujo migratorio: campo-ciudad, con el que se fueron configurando los barrios urbano-marginales, en las periferias de grandes ciudades como Quito y Guayaquil.
En esas urbes crecieron las demandas de servicios básicos como agua, energía eléctrica, educación, salud, entre otras.
La Fiscalía toma como fuente al censo de población de 2001 del Instituto Nacional de Estadística y Censos , con proyección a 2008 y señala que la insatisfacción de estas demandas, en el orden político genera ingobernabilidad, mientras que en el aspecto social se evidencia en el auge de pandillas juveniles y crecimiento de la delincuencia.
Da cuenta también que de la población económicamente activa, el 7,03% se encuentra desempleada (2008) y el 48,08% se halla subempleada. Este último porcentaje demuestra que casi la mitad de la población no tiene un empleo formal que le brinde un ingreso por lo menos igual al salario unificado legalmente establecido. Tampoco su actividad se desarrolla en condiciones adecuadas, existe trabajo infantil, prostitución y trata de personas. El 9.10 % de la población no tiene instrucción primaria, un caldo de cultivo para el hampa.
En números
La Revista de Estadísticas Criminológicas de la Fiscalía General del Estado sostiene que en el país existen 712 pandillas, las cuales se encuentran distribuidas en mayor número en las provincias de Guayas, Pichincha, El Oro, Manabí y Chimborazo. Las que menos adolecen de ese problema son Zamora Chinchipe, Cañar y Los Ríos.
Según este estudio, en 2008 en el país 12 mil 30 jóvenes eran integrantes de pandillas, los mismos que en su mayoría se dedican a hechos delictivos como: asalto, robo, consumo y expendio de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, ubicándose el mayor número de integrantes en Guayas, Pichincha, Manabí, Santo Domingo de Los Tsáchilas y El Oro.
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