La revista estadística de la Fiscalía General del Estado, editada por la Dirección Nacional de Política Criminal, da cuenta que el subdesarrollo ha permitido el auge de las pandillas juveniles y el incremento de la delincuencia.
La publicación sostiene que el acentuado proceso de urbanización que experimenta el país, que despuntó con mayor énfasis desde la década de los 70, dio inicio al modernismo urbano y el descuido del agro y del sector rural.
Agrega que la década de los 80 marcó más las diferencias de atención a estos sectores, a lo que se debe sumar las dos reformas agrarias, que fueron desencadenantes para el creciente flujo migratorio: campo-ciudad, con el que se fueron configurando los barrios urbano-marginales, en las periferias de grandes ciudades como Quito y Guayaquil.
En esas urbes crecieron las demandas de servicios básicos como agua, energía eléctrica, educación, salud, entre otras.
La Fiscalía toma como fuente al censo de población de 2001 del Instituto Nacional de Estadística y Censos , con proyección a 2008 y señala que la insatisfacción de estas demandas, en el orden político genera ingobernabilidad, mientras que en el aspecto social se evidencia en el auge de pandillas juveniles y crecimiento de la delincuencia.
Da cuenta también que de la población económicamente activa, el 7,03% se encuentra desempleada (2008) y el 48,08% se halla subempleada. Este último porcentaje demuestra que casi la mitad de la población no tiene un empleo formal que le brinde un ingreso por lo menos igual al salario unificado legalmente establecido. Tampoco su actividad se desarrolla en condiciones adecuadas, existe trabajo infantil, prostitución y trata de personas. El 9.10 % de la población no tiene instrucción primaria, un caldo de cultivo para el hampa.
En números
La Revista de Estadísticas Criminológicas de la Fiscalía General del Estado sostiene que en el país existen 712 pandillas, las cuales se encuentran distribuidas en mayor número en las provincias de Guayas, Pichincha, El Oro, Manabí y Chimborazo. Las que menos adolecen de ese problema son Zamora Chinchipe, Cañar y Los Ríos.
Según este estudio, en 2008 en el país 12 mil 30 jóvenes eran integrantes de pandillas, los mismos que en su mayoría se dedican a hechos delictivos como: asalto, robo, consumo y expendio de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, ubicándose el mayor número de integrantes en Guayas, Pichincha, Manabí, Santo Domingo de Los Tsáchilas y El Oro.
La publicación sostiene que el acentuado proceso de urbanización que experimenta el país, que despuntó con mayor énfasis desde la década de los 70, dio inicio al modernismo urbano y el descuido del agro y del sector rural.
Agrega que la década de los 80 marcó más las diferencias de atención a estos sectores, a lo que se debe sumar las dos reformas agrarias, que fueron desencadenantes para el creciente flujo migratorio: campo-ciudad, con el que se fueron configurando los barrios urbano-marginales, en las periferias de grandes ciudades como Quito y Guayaquil.
En esas urbes crecieron las demandas de servicios básicos como agua, energía eléctrica, educación, salud, entre otras.
La Fiscalía toma como fuente al censo de población de 2001 del Instituto Nacional de Estadística y Censos , con proyección a 2008 y señala que la insatisfacción de estas demandas, en el orden político genera ingobernabilidad, mientras que en el aspecto social se evidencia en el auge de pandillas juveniles y crecimiento de la delincuencia.
Da cuenta también que de la población económicamente activa, el 7,03% se encuentra desempleada (2008) y el 48,08% se halla subempleada. Este último porcentaje demuestra que casi la mitad de la población no tiene un empleo formal que le brinde un ingreso por lo menos igual al salario unificado legalmente establecido. Tampoco su actividad se desarrolla en condiciones adecuadas, existe trabajo infantil, prostitución y trata de personas. El 9.10 % de la población no tiene instrucción primaria, un caldo de cultivo para el hampa.
En números
La Revista de Estadísticas Criminológicas de la Fiscalía General del Estado sostiene que en el país existen 712 pandillas, las cuales se encuentran distribuidas en mayor número en las provincias de Guayas, Pichincha, El Oro, Manabí y Chimborazo. Las que menos adolecen de ese problema son Zamora Chinchipe, Cañar y Los Ríos.
Según este estudio, en 2008 en el país 12 mil 30 jóvenes eran integrantes de pandillas, los mismos que en su mayoría se dedican a hechos delictivos como: asalto, robo, consumo y expendio de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, ubicándose el mayor número de integrantes en Guayas, Pichincha, Manabí, Santo Domingo de Los Tsáchilas y El Oro.
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